viernes, 27 de junio de 2025

Las Gratitudes


" ¿Os habéis preguntado alguna vez cuántas veces al día dais las gracias?... 

¿Os habéis preguntado alguna vez  cuántas veces en la vida habéis dado realmente las gracias? Unas gracias sinceras. La expresión de vuestra gratitud, de vuestro agradecimiento, de vuestra deuda. "


Con este párrafo comienza mi última lectura, una novela corta que me ha hecho reflexionar sobre los temas que aborda. Evidentemente,  uno de ellos es la importancia de ser agradecido, y de serlo a tiempo.


La vejez, el paso del tiempo, la memoria, la enfermedad, son asuntos que la autora trata con sencillez, sin artificios ni sensiblerías; utiliza la enfermedad de la protagonista, afasia, para dar el valor que merecen las palabras, el lenguaje, una de nuestras formas de comunicación.


Lo cierto es que esta novela me ha conmovido hasta el extremo, será, quizás, porque en mi entorno hay personas mayores, y muy mayores; me he detenido para pensar si he expresado la suficiente gratitud a quienes me han acompañado en la vida.


No me ha resultado una lectura triste, a pesar de todo. Aunque, sinceramente, pienso que también me voy haciendo mayor, y si no ocurre nada, me haré "vieja" (mejor, no lo pienso)   


"Cuando sea vieja pasaré horas así, atenta a cada sonido, a cada nota, a cada impulso. Sí, cerraré los ojos y me proyectaré mentalmente en la danza, en el trance, recuperaré uno a uno los movimientos, los quiebros, y mi cuerpo se ajustará de nuevo al ritmo, al compás, a la pulsación."


"Uno piensa que tendrá tiempo de decir las cosas, y cuando se quiere dar cuenta ya es demasiado tarde. Uno piensa que basta con dar muestras de cariño, con hacer gestos, pero no es verdad, hay que decir lo que siente. DECIR, esa palabra que tanto te gusta, Michka. las palabras son muy importantes, no hace falta que te lo diga a ti, que fuiste correctora para una importante revista, si no me equivoco."



viernes, 30 de mayo de 2025

Las pequeñas virtudes

 


Soy una ferviente apasionada de los pequeños momentos cotidianos y ordinarios, esos que casi siempre pasan inadvertidos y que realmente hacen que el día se convierta en extraordinario.


También intento potenciar las pequeñas virtudes que están al alcance de mi mano y que, a mi juicio, son particulares e intransferibles de cada quien, con esto quiero decir que cada persona tiene y contiene las suyas...    Sin embargo, la lectura del libro que acabo de leer no me ha dejado indiferente sobre este asunto.

"Pero las grandes virtudes no se respiran en el aire y deben ser la sustancia prima de nuestra relación con nuestros hijos. Además lo grande puede contener a lo pequeño, pero lo pequeño, por ley de naturaleza, no puede en modo alguno contener a lo grande."



 Mi hijo pequeño, a quien dediqué la entrada anterior, me recomendó la lectura de "Las pequeñas virtudes" de Natalia Ginzburg. No sé explicar muy bien por qué, pero estos breves ensayos me han cautivado. Confieso que no había leído nada de esta escritora, ahora estoy leyendo un libro de relatos que también me está interesando.


 "Ha pasado la guerra y la gente ha visto derrumbarse muchas casas...

Quizá tengamos otra vez una lámpara sobre la mesa, y un jarrón con flores y los retratos de nuestros seres queridos, pero ya no creemos en ninguna de estas cosas, porque una vez tuvimos que abandonarlas de repente o las buscamos inútilmente entre los escombros...


Una vez que se ha padecido, la experiencia del mal no se olvida ya. Quien ha  visto derrumbarse las casas sabe demasiado claramente cuán frágiles son los jarrones con flores, los cuadros, las paredes blancas. Sabe demasiado bien de qué está hecha una casa. Una casa está hecha de ladrillos y cal, y puede derrumbarse. Una casa no es muy sólidao. Puede derrumbarse de un momento a otro. Detrás de los serenos jarrones con flores, detrás de las teteras, las alfombras, los suelos lustrados con cera, está el otro aspecto verdadero de la casa, el aspecto atroz de la casa derrumbada. No nos curaremos de esta guerra." 

"El hijo del hombre" de Las pequeñas virtudes, Natalia Ginzburg



Y hay tantas guerras, tantas casas derrumbadas, tanto sufrimiento...


Foto de Andrea Reyes, librería Celama


Y hoy, ha comenzado en Madrid la Feria del Libro... 


viernes, 9 de mayo de 2025

Escalera de cristal II

 


Hay quienes ven la vida como un  largo ascenso a la cima de una montaña, con la mirada hacia la cuesta arriba, o con la determinada decisión, a veces, de descender hacia el valle, para volver a emprender el camino correcto.


Otros ven la vida como un largo y sinuoso camino por el que discurren diversos y bellos parajes  o por el que, sin más remedio, hay que deternerse y esquivar las piedras que se encuentran al paso.


A mi me gusta ver la vida como una escalera infinita, subiendo poco a poco peldaños y encontrando un pequeño rellano para tomar un respiro, para cerrar etapas o ciclos, y emprender, así, un nuevo tramo, con ilusión y esperanza. 



Hoy, alguien muy especial para mí ha llegado con éxito a uno de los rellanos de la gran escalinata de la vida, sin escatimar esfuerzo y  trabajo; siempre con ánimo y ahínco,  con  tremenda voluntad y perseverancia, y sobre todo con vital alegría, aunque no siempre lo demuestre.
Dispuesto a seguir subiendo peldaños hasta llegar al siguiente rellano... 

¡Enhorabuena!



Queremos que sean en todo obra nuestra, como si se tratase, no de seres humanos, sino de obras del espíritu. Pero si nosotros mismos tenemos una vocación, si no hemos renegado de ella o la hemos traicionado, entonces podemos dejarles germinar tranquilamente fuera de nosotros, rodeados de la sombra y del espacio que requiere el brote de una vocación, el brote de un ser. Esta es, quizá, la única posibilidad que tenemos de resultarles de alguna ayuda en la búsqueda de una vocación: tener nosotros mismo una vocación, conocerla, amarla y servirla con pasión, porque el amor a la vida genera amor a la vida.

Las pequeñas virtudes  de Natalia Ginzburg 

miércoles, 23 de abril de 2025

De libros...


 No puedo pasar por alto el Día Internacional del Libro; tengo una interminable lista de libros por leer, y he decido que no voy a comprar ningún libro para mí, hoy dedicaré un buen rato para leer...



Ana María Matute. Premio Cervantes 2010.

"Ahora, tras estas deshilvanadas palabras, ojalá haya logrado trasmitirles algo de mi alegría, mi gratitud por la distinción que aquí me trae. Y me permito hacerles un ruego: si en algún momento tropiezan con una historia, o con alguna de las criaturas que trasmiten mis libros, por favor créanselas. Créanselas porque me las he inventado.
Muchas gracias".


¡Felices Lecturas!

¡Feliz día del Libro!

lunes, 14 de abril de 2025

Entre visillos

 

 Estoy pasando estos días de vacaciones en  el pueblo, no sé por qué, me he acercado a hacer una visita a la casa de mis abuelos, ahora de mi madre y que está deshabitada desde hace ya muchos años.  


He subido la persiana de la ventana de sala de estar que da a la calle, y de repente, a través de los deslucidos y ajados visillos de encaje, unos rayos de sol han iluminado la habitación haciendo un suave juego de luces y sombras en las paredes.  

Al lado de la ventana, sigue estando la mesa camilla que tantas veces ha sostenido mis libros y mis largos ratos de estudio, así como las confidencias que solía escribir a mis amigas cuando la única forma de comunicarnos eran las cartas.


  Me doy cuenta que soy "una mujer ventanera" como la mayoría de las protagonistas de las novelas de mi queridísima Carmen Martín Gaite, de aquellos tiempos datan mis lecturas: "Entre visillos", "El balneario", "Retahilas", "El cuento de nunca acabar"...  Además, durante este año se celebra el centenario de su nacimiento. 


  Me siento en silencio y me empapo de estos momentos, de aquellos recuerdos en que mi alma restaura la calma y la nostalgia. Afuera el mundo se siente muy loco ahora mismo,  prefiero mirar "Desde la ventana".



"...Basta con eso para que se produzca a veces el prodigio: la mujer que leía una carta o que estaba guisando o hablando con una amiga mira de soslayo hacia los cristales, levanta una persiana o un visillo, y de sus ojos entumecidos empiezan a salir enloquecidos, rumbo al horizonte, pájaros en bandada que ningún ornitólogo podrá clasificar, cazar ningún arquero ni acariciar ningún enamorado y que levantan vuelo hacia el reino inconcreto del que sólo se sabe que está lejos, que no lo ha visto nadie y que acoge a todos los pájaros ateridos y audaces, brindándoles terreno para que hagan su nido en él unos instantes..."

Carmen Martín Gaite (De su ventana a la mía, 1989)





martes, 1 de abril de 2025

TRAZADOS...

 





Iniciamos nuevo mes, con la primavera en ciernes, volvemos a renacer. Y después de una breve pausa obligada por las circustancias de la vida, regreso a mi rincón favorito.



Lo hago de la mano de nuestra querida amiga Ginebra, y de su reto literario mensual, en esta ocasión el tema es TRAZOS y viene acompañado de los dibujos de David, O´Connor. Esta es mi aporte:



David O´Connor 


Hoy el cielo está límpido, no hay ni una sola nube que cubra algún espacio de su color azul que se expande hasta el horizonte.

 
En mi paseo matutino de un sábado cualquiera me doy cuenta que todo está hecho de trazos:
 
los rectilíneos edificios que acotan este cielo brillante sin nubes,
 
los garabatos de las ramas de los árboles que se alzan hacia el firmamento intentando tocarlo con sus menudas puntas
 
un trazo circular que de desdibuja y deslumbra si lo quieres mirar… allá en lo alto.
 
Parece que en el exterior todo está trazado.
 
Pienso en los trazos de nuestro interior, esa maraña desconcertante de neuronas que perfectamente conectadas dan vida al ser humano. Una máquina divinamente trazada; trazos rectos, curvos, oblicuos, verticales, horizontales, rayas finas, gruesas, quebradas… somos un dibujo perfecto. Hemos sido trazados desde el principio hasta que una de esa maraña de células decide desconectarse, una de otra, primero y así, entonces los demás trazos empiezan a difuminarse, se esfuman, se borran…desaparecen.

 Dicen que así es la vida, somos trazos destinados a esfumarse… mientras  tanto no olvidemos de trazar en nuestro rostro, en nuestra alma, al menos una sonrisa.
 
De nuevo, el cielo azul brilla.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Serendipia: “Trazos”)

viernes, 21 de marzo de 2025

Silencio...


 Paso de puntillas por aquí, sin hacer ruido (ya hay demasiado alboroto y estruendo en el mundo), sólo para celebrar un día especial.


 Aunque intento celebrarla todos los días... 


"Mucha poesía ha sentido la tentación del silencio. Porque el poema tiende por naturaleza al silencio. O lo contiene como materia natural. Poética: arte de la composición del silencio. Un poema no existe si no se oye, antes que la palabra, su silencio."

José Ángel Valente



Y en silencio, dejo un poema de una de mis más apreciadas poetas.

Feliz día mundial de la poesía


ARPA

¿Quién toca el arpa de la lluvia?
Mi corazón mojado se detiene a escuchar
la música del agua.
El corazón se ha puesto
a escuchar sobre el cáliz de una rosa.
¿Qué dedos pasan por las cuerdas
trémulas de la lluvia?
¿Qué mano de fantasma arranca
gotas de música en el aire?

El corazón suspenso escucha
La rosa lentamente se dobla bajo el agua....

Dulce María Loynaz 



lunes, 17 de marzo de 2025

Antes de que se enfríe el café


 De vez en cuando, más bien, una vez en semana, me permito tomar un café, un café con leche; el café solo dejé de tomarlo hace más de veinte años. Ahora me seducen las mezclas de tés aromatizadas o "blend". Pero he de reconocer que el aroma de un buen café recién hecho es una auténtica maravilla, su olor es muy  peculiar e inconfundible; me encanta.


 Solemos quedar a tomar café mi amiga Ana y yo en una cafetería muy coqueta cerquita del barrio; el camarero ya nos conoce y  suele prepararnos la infusión de café tal y como nos gusta. Curiosamente a Ana le gusta el café con la leche fría y a mí con la leche muy, muy caliente.


Lo cierto es que tengo que tomarme el café antes de que se enfríe, quizás sea una manía, pero es así como saboreo mejor el café... 


  Curiosamente, estoy leyendo un libro que trata sobre una cafetería muy especial, no sólo por su excelente café sino también, porque puedes regresar al pasado si eliges bien la silla donde sentarte, aunque hay una serie de reglas que se deben cumplir, y se puede volver cuando el café se enfríe y haga lo que se haga, el presente no cambiará.


  "No dejes nada para después.

Después, el café se enfría.

Después, pierdes interés.

Después, el día se convierte en noche.

Más tarde, la gente crece.

Más tarde, la gente envejece.

Después, la vida pasa.

Después, te arrepientes de no haber hecho algo...

Cuando tuviste la oportunidad"


"La vida es una danza fugaz, un delicado equilibrio de momentos que se desarrollan ante nosotros, para nunca volver de la misma manera otra vez... Así que, no dejemos nada para después. Aprovechemos los momentos como vienen, con el corazón abierto y los brazos extendidos para abrazar las posibilidades que nos esperan. Porque al final, no son las cosas que hicimos lo que lamentamos, sino las cosas que dejamos sin hacer, las palabras sin decir, los sueños sin cumplir".

Antes de que se enfríe el café. Toshikazu Kawaguchi


Aún no he terminado la lectura, me costó un poco el primer relato, pero ahora estoy embebida  plenamente en el libro.

¡Feliz semana!

sábado, 1 de marzo de 2025

RESILIENCIA

 


Nuestra querida Ginebra, ha regresado con un nuevo blog Serendipia, nos propone el siguiente reto para este  mes de febrero:  
escribir sobre el tema Resiliencia inspirándonos en una de las imágenes de Elly Livyana Ruslan. 
He elegido la siguiente:


Otro día, otra mañana los rayos del sol se cuelan por las delgadas líneas de la desgastada y ajada persiana. Otra mañana de silencios atronadores que aturden la soledad hecha girones.
 
Otro día, otra mañana, otro triple salto de longitud para sortear el río de lágrimas que recorre el alma extenuada de soportar el peso de la mochila en la espalda.
 
Otro día, otra mañana el cansancio acapara las ojeras de una noche insomne.
 
Duele la ausencia, duele la vida…
 
Otro día y otra mañana sube la desgastada persiana y abre las ventanas. La brisa matinal se cuela en el silencio que acalla el grito silencioso, y el tenue canto de los pájaros remiendan su soledad con sus delicados trinos.
 
Otro día y otra mañana vadea el río y el alma aligera la pesada mochila colgada de la espalda.
 
Otro día y otra mañana, frente al espejo, ensaya disimular las ojeras cansadas, se trenza la tristeza, se viste con la mejor de sus sonrisas, y se prepara un café para afrontar el día.
 
Sigue doliendo la ausencia, pero aún tiene fuerzas para enderezar la espalda, respirar hondo y seguir avanzando con la firme esperanza de una aliviada existencia.
 
 
(Relato perteneciente a la propuesta de Serendipia: “Resiliencia”)





lunes, 24 de febrero de 2025

De tiendas y libros...


El viernes por la tarde, por fin, pude dar un largo paseo y llegar hasta una de mis librerías preferidas. No es  la librería de la imagen, que más quisiera yo que ir de visita a Edimburgo (Escocia es uno de los lugares que me encantaría visitar) a tomar un café mientras hojeo un libro. Aunque no es necesario irse tan lejos para disfrutar de un té o café y de una buena lectura.

Están de moda las librerías que combinan espacios con estanterías llenas de libros y mesas pequeñitas para tomar algo, o simplemente sentarte a leer. 

Suelo curiosear las novedades literarias cada vez que voy a la librería, y si me llama la atención algún libro, le hago una foto para luego en casa, con calma y tranquilamente, leer alguna reseña por si encuentro  que merece la pena leerlo.


Tengo que estar atenta y andar con mucha cautela a las cubiertas y los títulos de los libros, algunos me atrapan irremediablemente y he de ser muy cuidadosa porque tengo una ristra de libros pendientes de leer. Me llamaron la atención la cantidad de títulos que contienen la palabra tienda o librería...


Algunos vienen de muy lejos: Japón, Corea 



E incluso de Nueva Zelanda:


Tengo bastante que investigar sobre estas novedades literarias. Seguro que alguno de esos libros estarán en la biblioteca con el tiempo, ya los he anotado en mi libreta de libros por leer... 


Mientras tanto, voy a dar prioridad a los libros que ya tengo en casa.


A recorrer me dediqué esta tarde
Las solitarias calles de mi aldea
Acompañado por el buen crepúsculo
Que es el único amigo que me queda...

Pasé frente a la rueda del molino,
Me detuve delante de una tienda:
El olor del café siempre es el mismo,
Siempre la misma luna en mi cabeza;
Entre el río de entonces y el de ahora
No distingo ninguna diferencia.
Lo reconozco bien, éste es el árbol
Que mi padre plantó frente a la puerta
(Ilustre padre que en sus buenos tiempos
Fuera mejor que una ventana abierta).

Nicanor Parra (Fragmentos del poema Hay un día feliz)*

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